Ardo en deseo por seducirte...
sutilmente, desenfrenadamente y muy enardecido por tenerte,
anhelo catar con mis labios hasta el último rincón de tu cuerpo,
ser la pasión de tus desenfrenos hasta no resistir tus movimientos.
Al comienzo, sentirás mis delicadas manos por tu cuello,
mientras mi fina lengua penetrará en celeridad por tu aliento,
algo suave y vigoroso que envuelva de sudor todo tu cuerpo,
una hoguera de pasión que te carcomerá hasta los huesos.
Ardo en deseo por tocarte...
por recorrer tu espalda con mi barbilla afilada como lija de cerrajero,
despertando los más bajos instintos con cada húmedo beso,
descendiendo hasta tu pecho y degustando hasta tu último extremo.
Ansío contemplar todo tu cuerpo desnudo y acariciarte en exceso,
fundir este deseo atrevido que sonrojara la luna al vernos,
confundir tu mente y alcanzar el clímax total de tus deseos.
Ardo en deseo por tenerte...
por experimentar un sentimiento sublime y perfecto,
que te haga sentir mujer y consumirte hasta en tus sueños,
hacer en ti, lo que alguna vez quise hacerle a otro cuerpo:
Déjate llevar de este Romeo que anhela el manjar que llevas adentro.