En aquel triste lugar, donde permanecí hospitalizado,
experimenté en carne propia el putrefacto olor del desamparo,
las inmensas dificultades por no ser asistido como un simple ser humano,
el importante papel que desempeña el dinero al momento de ser operado.
Postrado en un cuarto aparte, sin tener algún brote de comodidad,
comprendí lo importante que es la salud, el dinero y la amistad.
Mi rostro, con sangre oscura por el salpicar de aquella herida sin sanar,
mis ojos, sin el sutil brillo desde que habité aquel cuarto particular.
En la triste soledad comprendí el ilusorio espejismo que es la llamada amistad,
he oído ya bastante de lamentos, penas, llantos y muy poco de bienestar,
de a poco naufragué en piélagos de lamentos por aquel dolor descomunal.
Solo pido a Dios que me libre de algún día regresar a un siniestro hospital.
Cuando estuve por caer existió un gran amor que me logró socorrer,
me ayudó a vencer los temores mientras temía en desfallecer
si no flaqueé fue por ella, lo que superé solo fue gracias a ti,
mi protectora frente al frío en cada noche de soledad.
Cuarto aparte, espacio lúgubre, habitación del demonio,
qué hubiese sido de mí en aquel sitio sin ti, madre.
Copyright 2014-04-09 Alejo is FeniX